A los 16 años tuve mi primer contacto con el Yoga. Era el año 2000 e inmediatamente me di cuenta de que había encontrado algo que pasaría a formar parte de mi vida.
Mantuve una práctica regular desde el año 2000 al 2015 y durante este periodo tuve contacto con diferentes escuelas y profesores, hasta que en el año 2016 decidí explorar más la práctica y profundizar mis conocimientos de Hatha Yoga.
Me apunté al curso de desarrollo de práctica personal en el Centro Portugués de Yoga, lo que despertó aún más mi conciencia y ganas de seguir este camino, lo que me llevó a la Formación de Instructores de Yoga, a la que asistí entre 2017 y 2020 en el mismo centro.
Además del bienestar físico, mental y emocional, el yoga proporciona una experiencia transformadora y liberadora.
Me siento agradecida por la oportunidad de poder aprender y compartir estas enseñanzas con cada estudiante.
Afronto todos los desafíos con determinación, con la conciencia de que nuestros límites son temporales y están destinados a ser superados y al final… transportar este aprendizaje del sticky-mat a tu vida.