Todos los motivos son buenos para hacer Yoga

A finales de los años 70 escuché una frase que todavía hoy me acompaña: “todos los motivos son buenos para hacer yoga”.

Claro está que soy una persona suspicaz y tengo interés en este tema, soy practicante de yoga desde hace más de 30 años.

Pero eso no invalida mi presunción de reflexionar sobre el alcance de esta frase desde un punto de vista imparcial, no digo neutral, pues tengo serias reservas de quien se presenta como “neutral”.

Ser neutral, me parece siempre una forma de aparentar que somos buenas personas, de envolver nuestro punto de vista en una humareda gris, de hacer creer que todo lo que está a nuestro alrededor nos merece respeto, que no nos afecta. Casi me atrevería a decir que ser neutral es una cobardía encapotada de buenas intenciones, una forma astuta de esperar para dar el salto a la zona confortable.

Pero tengo que confesar que me aterrorizan aún más la toma de posiciones inflamadas e intempestivas, son actitudes que viajan con los cambios del viento, con los torbellinos de emociones pendientes de resolver dentro de la cabeza. Por eso el término imparcial me agrada más, tal vez sea solo una cuestión de gusto personal.

Esta frase “Todos los motivos son buenos para hacer Yoga” no debe ser confundida con las teorías necias e infantiles tan de moda, según las cuales el yoga es una panacea para todos los males.

“Todos los motivos son buenos para hacer Yoga” no se puede traducir por “el yoga es para todos”. En realidad no lo es. El yoga está indicado para aquellos que lo buscan, independientemente de sus motivaciones.

Querer que el yoga entre en las escuelas, oficinas públicas, empresas, etc., es pueril y asusta. Parece una campaña de adoctrinamiento evangélico, con la bandera de que el yoga nos hace mejores personas y va a transformar el mundo. El yoga no nos vuelve mejores o peores personas, somos nosotros quienes resolvemos transformar nuestra vida, y el yoga puede ser una herramienta a utilizar. El mundo es aquello que resolvemos hacer de él.

Estos son algunos buenos motivos para practicar yoga:

  • Nuestro estilo de vida y responsabilidades son una enorme fuente de presión y estrés y la práctica de yoga permite mantener un cierto nivel de equilibrio para llevar el barco a buen puerto.
  • Deseamos mejorar nuestra condición física y tener un cuerpo fuerte y flexible.
  • Nos facilita el control de la ansiedad y mejora nuestra autoconfianza. Oímos decir que o yoga equilibra el sistema endocrino y eso nos hace adelgazar.
  • Porque está de moda y todos pijos hacen yoga ¡fantástico, avancemos hacia la práctica, alguna cosa sucederá!
  • Queremos practicar porque hay muchas jovencitas/jovencitos atractivos, ¡adelante sin miedos!
  • Porque los hombres/mujeres que practican yoga son más sensibles, bien dispuestos, saben reír y están en buena forma.
  • Porque tenemos una empatía natural con el yoga y nos sentimos superbién con la práctica.
  • Comprobamos que en el yoga reina siempre una buena onda y los practicantes parecen personas felices y resueltas.

Conclusión, todos los motivos que se puedan enumerar para comenzar a practicar son válidos, no existen motivos más o menos nobles para empezar a practicar yoga.

El hecho de estar motivados para hacer yoga es señal de que, de forma consciente o inconsciente, tomamos la decisión de disponer de tiempo para nosotros, pretendemos tener en las manos nuestro propio bienestar.

Este primer paso es el más importante en todo el camino que nos queda al frente.

Puede ser que durante unos años, nuestra relación con el yoga comience y termine mal salimos del “sticky-mat”, y lo que escuchamos y aprendemos en la clase de yoga sea inmediatamente olvidado cuando salimos del “sticky-mat”.

La ventaja es que en la próxima clase todo parece nuevo, pero lo cierto es que, sin ser conscientes de ello, nuestro cuerpo y mente van asimilando la práctica e integrando su inteligencia.

El profesor es el que tiene un trabajo enorme y paciencia inagotable para, con una sonrisa, recordar siempre las mismas cosas a este estudiante, pero los resultados a largo plazo compensan.

Tal vez al principio, tengamos que enfrentar la realidad de nuestro cuerpo rígido y pesado, volviéndose la práctica más simple en un tremendo desafío.

En este caso, nuestra perseverancia va a ser puesta a prueba, pero tenemos la garantía de que una práctica regular y metódica, conjugada con la consciencia de que nuestros límites son circunstanciales y existen para ser superados, van a transformar definitivamente la forma como entendemos nuestra mente, cuerpo y emociones.

Es posible que nuestra cabeza ande siempre en un torbellino, parezca una lavadora con el centrifugado más fuerte y estemos casi siempre fuera de ritmo y tengamos la impresión de que somos el ejemplo claro de la canción “estás en la luna”.

Con la práctica continua de Ujjayi y la integración de los movimientos con la respiración consciente, esa dispersión se transformará en creatividad y bienestar interior.

También podemos buscar el yoga por su propuesta de desarrollo espiritual y volvernos practicantes, entregados y metódicos, lo que resulta fantástico, pero no será más o menos noble que cualquier otra motivación.

La práctica de yoga guía al estudiante en un proceso de transformación gradual y continua, tomando en consideración que cada practicante tiene su propio ritmo, sensibilidad y capacidad de procesar información.

Mirar y ver, oír y entender no es la misma cosa, como también es diferente comprender, procesar e integrar.  También es muy diferente asistir con frecuencia a clases de yoga y estirar el “sticky-mat” en casa.

Todos los pasos son necesarios e importantes para nuestro viaje.

Los elementos constituyentes de cada practicante, los Doshas – Vata, Pitta y Kapha, indican su natural aptitud para utilizar determinado tipo de técnicas de yoga, así como la forma de organizar y secuenciar su práctica.

La práctica óptima para un Vata será una pérdida de tiempo para un Kapha, lo que es fantástico para un Pitta, desequilibra totalmente a un Kapha.

Aunque todos los motivos sean buenos para practicar Yoga, no todos los abordajes a la práctica de yoga funcionan con todos. Es por este motivo que los Vatas sienten más atracción para un determinado tipo de práctica, y los Kapha y los Pitta para otros.

Una de las cosas magníficas en el yoga es el hecho de que siempre existe una práctica que permite a cada practicante encontrar su equilibrio y seguir con éxito su viaje interior.

El yoga es una filosofía de vida práctica, ampliamente flexible y versátil, para ofrecer una respuesta atractiva a quien la busca.

En general, los movimientos de yoga no tienen esa versatilidad, tienen un menú para ofrecer y no todos encontrarán en él ese postre especial para sus necesidades.

Nuestra relación con el yoga es siempre singular, solo nosotros la podemos experimentar, y nuestras respuestas no le sirven a nadie más.

Abrir el corazón para la transformación interior y estirar el “sticky-mat” en el silencio del amanecer es el principio de una maravillosa aventura en nuestra vida.